Entre los varios rescates y aportes ofrecidos por la exposición Alteridades, destaca la presentación continua de versiones completas de Anastasha: un sorprendente video realizado por José Antonio Fortunic en 1994, y proyectado por única vez cinco años después, aunque fragmentariamente entrevisto en circuitos alternos y ahora último en YouTube.
Como señala el texto curatorial de la mencionada muestra, hasta en sus improvisaciones y torpezas, esta biografía ficcional y paródica de la única diva que el Perú nunca tuvo (interpretaciones impresionantes, desconcertantes, de Javier Temple), se configura hoy como un logro magistral del pastiche, de la parodia, de la apropiación, del montaje. Casi una mítica opera prima para cierto (post)modernismo peruano. Y el atisbo brillante de una soñada e inexistente movida under o subte, travesti (en varios sentidos desviados), para la escena artística peruana de los mediados años noventa: resulta sugestiva la intervención en el proyecto de otros personajes del medio plástico como Flavia Gandolfo (actuando de hija en El séptimo otoño), o (prestando apoyos varios a la producción) César Alfaro, Giancarlo Figallo, Manuel Moncloa, Carlos Pereyra, Lorry Salcedo y Bruno Zeppilli.
De hecho, la fecha en que se realiza Anastasha (1994) es significativa, pues corresponde a los tiempos oscuros de los inicios de la dictadura de Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos (1992-2000), cuando mucho del quehacer cultural se veía dominado por un síndrome de post-guerra. Un depresivo clima de época en el que la represión política se solía interiorizar como represión psíquica, generalizando la autocensura como un mecanismo opresor más efectivo que la censura misma. Lo agobiante de ese contexto le otorga una especial densidad histórica a este video. Y un retorcimiento aún más complejo de sentidos.
Si bien esta temprana obra cuasi-maestra pasó casi desapercibida, Fortunic adquirió luego cierta (mala) fama con su primer largometraje –Un marciano llamado deseo– considerado por algunos como la peor película nacional de todos los tiempos. Sin distraernos en ese tema, es sugerente que una misma persona se haya logrado insinuar así como el Ed Wood y el Andy Warhol del medio peruano. Fugazmente en ambos casos. Lo paradójico de tal circunstancia hace aún más interesante, más intensa, la singularidad de Anastasha.
En reconocimiento de esa importancia, y gracias a donativos de José Antonio Fortunic y Javier Temple, MICROMUSEO ha integrado a sus colecciones ambas versiones de la película (1994 y 2000). Esta última la hacemos pública y por fin universalmente accesible, presentándola en tres partes a través de YouTube. También allí hemos colgado los dos paródicos avances (trailers) editados y donados por Javier Ponce, con aportes propios y algunas tomas inéditas.
En nuestra página web ofrecemos, además, el relato retrospectivo del propio director sobre la gestación y las varias vidas de esta película mutante |